Eugenia Marqués y Lucas Brito Sánchez llevan adelante la página “Conejamono 2”. “Somos una librería virtual que además de vender libros busca lectores”, cuentan.
Día tras días aparecen nuevas tapas y nuevos libros en las redes sociales. La librería virtual va publicitando sus libros en las redes sociales. Distintos autores y distintos géneros van despertando el interés de los lectores. En esta pequeña charla Eugenia y Lucas cuentan cómo surgió ente proyecto independiente.
“¡Pimientos! / Añádeles alas / y serán libélulas”, reza un Haiky de Matsuo Bashó. Leo en un posteo de Facebook y abro la página para sumergirme en la lectura. Así son los distintos ganchos de “Conejamono 2”. Ellos promocionan los libros que llegan dulces y directos como una puntada a las bellas palabras.
— ¿Por qué y cómo iniciaron la venta de libros?
Comencé en el 2013 con un proyecto parecido, lo hacía todo solo y tenía muy pocos recursos. Luego cerré esa página. En el 2017 creamos con Eugenia Marqués, mi actual compañera, ésta página “Conejamono Libros”. Ahora se llama “Conejamono Libros 2” porque hubo un primer intento que no pudimos sostener. A esta Conejamono la queremos mucho y la vamos a sostener. Además, es parte de nuestra resistencia política. El nombre de la librería surgió de la fusión de nuestros animales según el horóscopo chino. Nos gustan los libros, somos fetichistas. Como no nos da todo igual, decidimos poner nuestro tiempo y plata en hacer circular autoras y autores, editoriales y proyectos que nos parecen muy valiosos. A veces pensamos en el futuro, cuando se vaya este gobierno que tanto daño hizo y podamos crecer y se venda más libros. Pensamos en ese futuro cuando las personas puedan tener los libros que necesitan o que codician. En ese futuro hablamos de qué tipo de librería nos gusta ser. Sabemos que no vamos a ser unos completos snobs, pero tampoco venderemos el último de Bernardo Stamateas o de Florencia Bonelli. Es arriesgado, sí, pero si vamos a invertir tanto tiempo y esfuerzo al ser virtual hay costos que no tenemos, pero redobla el esfuerzo de entrega y cobranza. Pensamos que nos daremos estos gustos. Sólo se vive una vez, ¿no?, entonces no vamos a leer cualquier cosa.
— Como lectores, ¿por qué les sigue seduciendo leer en papel?
Obviamente que un proyecto tan exigente no podríamos llevarlo adelante solos. Tenemos amigas, amigos y conocidos que son muy buenos lectores. Ellos nos sugieren y recomiendan cosas. No estamos todo el día leyendo, aunque la mayoría de los títulos que proponemos los leímos y conocemos. El papel es el mayor fetiche de esta industria. No creemos que lo desplacen los formatos digitales. Hay una relación hermosa con los colores, los olores y las texturas; los diseños, las tipografías, las costuras, los materiales. Un mundo alucinante. Trabajamos con editoriales nacionales que nos gustan, como Nulú Bonsai, Caleta Olivia, Eterna Cadencia, Caja Negra, Cactus, El Cuenco de Plata, Mansalva, Mardulce, Argonauta, Alción, Caballo Negro, Editorial Deacá. También tratamos de conseguir títulos de editoriales extranjeras, que son los que más cuestan por la inflación y el precio del dólar. Sabemos que en Resistencia y el interior chaqueño hay una carencia de este tipo de editoriales, pero no pretendemos cubrir todas las demandas o expectativas: hacemos lo que podemos.
— Desde sus experiencias, ¿qué buscan más los lectores: poesía, novelas, cuentos o ensayos?
La poesía siempre es el género que más cuesta vender; crear nuevos lectores de poesía era casi una quimera. En los últimos años aparecieron muchísimas editoriales que se dedican exclusivamente a la poesía, con catálogos muy cuidados. Eso es una suerte y de a poco se vende más, se lee más. Lo mismo ocurre con las escritoras: otra de las cosas interesantísimas que trajo el feminismo fue darle posibilidades de imprenta a mujeres que, años atrás, nadie les daba bola. Esa movida editorial también la aprovechamos para difundir y formarnos, ya que todos crecimos en una sociedad patriarcal donde lo que más se leyó y, aun se lee, son hombres.
La novela y el cuento casi no necesitan publicidad, son los géneros mayores en venta. Particularmente me gustan mucho los ensayos, vengo del periodismo y leer crónicas, que se ubica como híbrido, es una práctica que me quedó. Entonces, por más que a los ensayos los compren mayormente los estudiantes de Filosofía, Letras o Artes creemos que es un género a descubrir por otro tipo de lectoras y lectores. Por eso siempre tenemos de ese material, algunos exquisitos, bien reservados para el momento.
Fuente: Diario Norte