Los inmigrantes ya están tocando las puertas de Estados Unidos. Un grupo de al menos 200 personas espera, desde hace dos semanas, su turno para pedir asilo en Estados Unidos. Lo han hecho en el puente internacional Paso del Norte, en los límites entre Ciudad Juárez (Chihuahua, México) y El Paso (Texas, EE UU). Allí, desde la mitad del puente que todavía es territorio mexicano han esperado para hacer una solicitud formal al Gobierno estadounidense. En el cruce se han hecho dos filas: la de quienes con visados en mano caminan rápidamente para pisar Estados Unidos legalmente —unas 19.000 personas al día— y la de quienes aguardan durante días para ser atendidos por los agentes estadounidenses. La segunda línea casi nunca avanza. Cuando ocurre, suelen ser mujeres y niños que son invitados por la policía fronteriza a que entren a los oficinas de inmigración del lado estadounidense para comenzar el trámite.
El presidente Donald Trump firmó el viernes una orden ejecutiva para endurecer los criterios de asilo en Estados Unidos. Y aunque ninguno de los inmigrantes pensaba moverse del puente, las autoridades de Ciudad Juárez han convencido en las últimas horas a algunos para que fueran a albergues del lado mexicano. Los voluntarios de la Cruz Roja les han anotado en el brazo un número, según su lugar en la fila, para evitar conflictos. El grupo es multinacional: cubanos, salvadoreños, guatemaltecos, hondureños, venezolanos y algún mexicano. El final de la semana pasada ya sumaba 272 personas que habían dormido y comido durante días en pleno cruce fronterizo. Todos los días llega alguno más. Hace tres semanas apenas había 30 personas, según datos de la Cruz Roja, pero conforme los días pasan la cifra crece. Estos inmigrantes salieron de sus países antes que los 6.000 que se unieron a la caravana centroamericana, que está avanzando ya por el centro de México.


A diferencia de Baltazar, Yerwin Saavedra, un venezolano de 22 años, llegó en avión a Ciudad Juárez. Saavedra desertó del Ejército venezolano, donde fue discriminado por su orientación sexual y asegura que vio cientos de escenas de corrupción en el aeropuerto en el que trabajaba como guardia. Cuenta que su familia no padece dificultades económicas, pero que la represión del régimen venezolano de Nicolás Maduro lo ha empujado a dejar su país para buscar asilo en Estados Unidos. “Nadie que haya estudiado una carrera quiere irse, pero no nos están dando otra opción”. Quedarse en Venezuela tras dejar el Ejército, dice, habría significado ir a la cárcel.
Las tropas que Trump ha enviado a la frontera para protegerla de la caravana —unos 5.200 soldados— todavía no llegan a El Paso. Pero el grupo de inmigrantes ha presenciado los simulacros que la patrulla fronteriza ha emprendido para proteger la frontera en caso de la entrada de una multitud. El 29 de octubre, los agentes ensayaron el bloqueo del puente fronterizo formando barreras humanas en el cruce vehicular. Una semana más tarde, el 9 de noviembre, un helicóptero de la patrulla fronteriza descendió a las vías del tren que colindan con México para sumarse a un simulacro en el que también participaron agentes montados a caballo y un equipo táctico policial.
Los inmigrantes esperan en el puente Paso del Norte para pedir asilo a EE UU. En vídeo, los primeros migrantes de la caravana llegan a Tijuana.
Fuente: El Pais